CAFETERÍA AMÉRICA

Cuando era pequeña dos veces al año, mi madre y yo (mi padre trabajaba y raras veces nos podía llevar) cogíamos el bus de las 6:30 de la mañana en dirección a Córdoba, aun estaba oscuro y yo me dormía siempre sobre el hombro de mi madre, que me despertaba al pasar por el toro de osborne que te indicaba que entrabas en Córdoba mientras el cielo se iba tiñendo de cían.
Entonces la estación de autobuses era un sitio bastante tétrico y oscuro, sacado de cualquier película española de los años del franquismo.Estaba relativamente cerca del medico, al que íbamos andando, y después de largo rato en la sala de espera, en el cual yo siempre hacia algo por lo que ser regañada una y otra vez, entrabamos en el medico, que me ponía sobre ese cristal frió que tienen para confirmar que si, que mis pies son irremediablemente planos.
Lo mejor venia después, después incluso de que la de la ortopedia de al lado me entintara los pies... íbamos a desayunar churros!!! y a mi eso me encantaba, aveces, si íbamos a Galerías Preciados, también comíamos allí, en la cafetería América. Y después nos volvíamos al pueblo. Como yo era pequeña todo era grande para mi,incluso los viajes en bus.
Un día mi hermano tuvo que llevarme al medico, mis padres trabajaban los dos. Y después del medico me llevo a desayunar churros, después seguimos calle abajo, para emprender el camino seguramente a la corredera donde iría a ver tiendas de libros de segunda mano en las cuales las paredes solo se intuían, pues al pasar por un escaparate vi un dulce, de esos largos hechos con pasta choux que están rellenos de nata. Recuerdo que me lo compró, y después me pregunto que si aun quería otro.
Días mas tarde se lo conté a mi madre, que se rió y me dijo "yo nunca le dejaba repetir dulces, pobre, quiso que a ti no te pasara lo mismo"
Hoy día paso por esa calle todos los días, y siempre lo recuerdo, y me dan ganas de comer allí con mi madre y mi hermana,con ese camarero perpetuo. Ya no existe esa estación de autobuses, que en realidad mi memoria infantil no sabe ubicar. Los trayectos en autobús son extrañamente cortos, galerías preciados se convirtió hace mucho en el corte ingles, la tienda de libros de segunda mano desapareció entre las muchas columnas de la corredera, y hace años que no uso plantillas ortopédicas por dejadez...
Antes la vida con poco,me parecía mucho mas mágica...
Es esa cosa de dejar la infancia atrás


http://www.youtube.com/watch?v=2FGwos_hfVE&feature=share

PASTA CHOUX 
  • 200ml agua (o 100 de leche y 100 de agua) 
  • 10gr de azúcar 
  • una pizca de sal 
  • 40gr de mantequilla 
  • 40gr de manteca de cerdo (ó los 80gr de mantequilla)
  • 125gr de harina
  • 5 huevos (uno es para pintar los profiteroles antes de hornear, además los otros 4 pueden ser relativos, ya que si los huevos son muy grandes quizás hagan falta menos, esto hay que calcularlo a ojo, con cuidado, ya que si la masa queda muy liquida no sube)

Elaboración
  1. En un cazo se coloca la leche, el azúcar, las grasas y la sal, y se lleva a ebullición. 
  2. Cuando este hirviendo se le añade la harina tamizada, y se mezcla con la varilla hasta que quede uniforme.
  3. Se cocina hasta que la masa de despegue de las paredes del cazo (Que se quede un poco seca)
  4. Se pasa la mezcla a un bol, donde iremos añadiendo los huevos uno a uno y mezclándolo todo con una cuchara de madera. La masa debe ser espesa, pero no muy liquida. Ojo! Aunque en la receta ponga 4 huevos, si con 3 hemos conseguido esto, no añadimos más, o podemos estropear la elaboración.
  5. Introducimos en una manga pastelera (las hay desechables) Y disponemos la masa sobre una bandeja con papel sulfurizado ( del que no se pega, vaya) La masa debe tener la forma del profiterol de toda la vida, demasiado grande tardará más en cocinarse y saldrá feo.
  6. Pintar cuidadosamente los profiteroles con huevo batido.
Introducir en el horno, previamente precalentado, a 200º durante 15min. Hasta que la masa coja color.

A mi me gustan rellenos de nata, pero también se pueden rellenar de crema de cacao y de crema pastelera.








LOS VAMPIROS SABEN A COCACOLA


Hoy pensaba en como pasa el tiempo de rápido. Parece que fue ayer cuando mi hermano me regaló mis primeros libros de Harry Potter, y a día de hoy voy al cine a ver la ultima película.
Pero sin duda, si hay una colección de libros que me recuerdan a mi hermano y a mi infancia, es el pequeño vampiro.
Recuerdo que cuando mi hermano estudiaba en Sevilla cada vez que venia a casa, me traía un libro, y junto con el libro una tira de caramelos de coca cola, que yo colgaba al lado de mi cama, y que tenia que administrarlos bien hasta su próxima visita.
Los caramelos iban marcando el tiempo que faltaba para que mi hermano regresara con un libro nuevo, una tira de caramelos nuevas e historias nuevas.
Parece que fue ayer… y podría ser ayer. Yo sigo esperando sus vistas, ahora más separadas en el tiempo y en el lugar. Y él sigue llegando, sin libros ni caramelos, pero cargado de historias.
Él viaja por el mundo, y a través de culturas y sabores me trae un pedacito a mí en sus regresos. Ahora las historias son reales, pero tan fantásticas o más que aquellas que me traía dentro de aquellos libros.
Mi hermano fue la persona que me enseño, que la gastronomía es una parte más que importante de la cultura de un país. Cuando yo viajaba siempre me decía “No seas cateta y no vayas al Mc Donals” y puedo decir que fue bajo su obligación que descubrí y me arriesgue con sabores, que la niña que era malísima a la hora de comer, no hubiese probado jamás. Descubrí junto a él desde los mejores sabores de mi vida (Umm, aquellas Queijadas de Sintra) hasta los peores (malditos percebes gallegos, buag).
A día de hoy, hace infinitos años que vive en Barcelona, y se ha integrado perfectamente en la cultura de esta comunidad.
Este año pasamos la navidad en Barcelona, con él, mi hermana y mis cuñados.
En Cataluña se celebra una festividad desconocida por estas tierras (soy andaluza), y es San Esteban. Tras pasar la Nochebuena en casa de mi hermana, tocaba San Esteban en casa de mi hermano.
Por la mañana acompañe a mi hermano al mercado. Me encantan los mercados de las grandes ciudades, son para mí como un parque de atracciones, hay de todo, y todo maravilloso, y mi hermano se monta casi en todas las atracciones, verlo comprar es un gusto, y es que si en casa hay un cocinero, es él.
El que más me gusta es el mercado de la Boquearía, el mercado con mas renombre, y al que todos los cocineros van como parada obligatoria si pasan por Barcelona. Pero esta vez hicimos la parada en el mercado de Sant Antoní, en el cual nos aprovisionamos para preparar la comida del día de San Esteban.



Ese día yo era el pinche y mi hermano el jefe de cocina. Como segundo plato, uno típico catalán para este día…

Canelones.

  • 600gr Carne de cerdo
  • 1 cebolla (grandecita)
  • 1 lata de paté de cerdo (de las medianas de apis, que es más suave) usaremos algo más que media.
  • Pimienta CS
  • Sal CS
  • Aceite de oliva CS
  • Vino blanco(un par de cucharadas soperas)
  • Dos paquetes de pasta para canelones.

Para la bechamel:

Podéis ser tramposos, como mi hermano, y usar maicena, yo soy una purista, y aunque me arriesgue, prefiero usar harina.

  • 60 gr. de mantequilla
  • 80 gr. de harina
  • 1 l de leche
  • Nuez moscada, sal, y pimienta blanca.
  • Queso para gratinar.

Elaboración:

  1. Picar la cebolla en brunoise (cuadraditos pequeñitos) y pochar a fuego lento en una sartén grandecita, u olla baja.
  2. Añadir la carne picada, cocinar, y añadir el vino. Esperar a que se evapore todo el alcohol.
  3. Añadir algo más de media lata de paté. (Si se añade demasiado luego el relleno queda muy ligero y se sale de la pasta, así que ojo! Nosotros tuvimos un pequeño conflictos culinario, ya que a mi hermano se le fue la mano, que no os pase)
  4.  Sal pimentar al gusto, y triturar.
  5. Cocer la pasta en abundante agua hirviendo. Las placas de pasta deben echarse al agua en pocas cantidades y asegurándonos de que no se adhieren las unas a las otras, es mejor tardar en hervirlas de esta forma, que luego tardar una eternidad en despegarlas. No os vaya a pasar como al cocinero de Rota (ya tenéis algo que buscar en youtube)
  6. Extender bien las placas sobre un paño húmedo, para evitar que se peguen.
  7. Rellenar una manga pastelera con la masa anteriormente triturada, e ir rellenando los canelones. Envolverlos e ir colocando en una bandeja ligeramente superpuestos unos sobre otros para evitar que se abran. Podéis ponerlos en placas individuales de aluminio desechables, quedan muy bien. La ración idónea por persona son 5 canelones (bien rellenitos).

Bechamel:
  1. (Limpiar la batidora que habéis usado para la masa de los canelones. Probablemente tengáis que volver a usarla.)
  2. Poner la mantequilla al fuego.
  3. Cuando este derretida añadir la harina y remover hasta que este cocinada, vamos, que se le quite el sabor a crudo que tiene la harina.
  4. Ir añadiendo la leche (que previamente habremos calentado en el microondas) Esto evitara que el contraste de frío calor forme grumos con la harina. E ir batiendo con la varilla poco a poco.
  5. Ir batiendo y añadiendo más leche hasta conseguir una crema espesa.
  6. Si quedan grumos pasar por la batidora.
  7. Rectificar de sal y pimienta, y añadir nuez moscada.

                                                                              
Para finalizar se cubren los canelones con la bechamel, se espolvorea el queso de gratinar por encima… y  al horno. Poner en grill hasta que este dorado, o poner el horno a 180º ,solo las resistencias superiores y esperar a que este doradito. Se puede tener preparado todo y hacer esto último 5min antes de servir.


SALUT I FORÇA AL CANUT